“Bajar la madre”, “El Pomo “o el “Buche virado” en niños y niñas. Es el nombre de este maravilloso masaje tradicional canario. Ya desde el siglo XVI presente en la sabiduria popular encarnada en las mujeres que como bastiones del amor, la intuición y la sanación a través de las manos. Me siento honrada de poder seguir con esta tradición y haberme formado con Ángeles Yanes que recogió el testimonio de tantas y tan sabias mujeres. Creo que nada es casual, todo forma parte de un gran telar que va tramando sus hilos mientras nosotros hacemos nuestros planes. Justo cuando se cumplian 3 años de mi viaje transformador a El Hierro, ese mismo día recibí este legado. Ahora integrándolo a mis tratamientos que cada vez son más holísticos y a la vez más personalizados. Todo se auna desde mi corazón hasta mis manos, escuchando a el cuerpito que se va rindiendo y abriéndose, a veces a la luz, a veces al descanso y siempre al autorespeto. Sin olvidar el cuerpo sutil, que se calma y se acompasa a la respiración, haciendo las paces de esa guerra casi constante en que nos empeñamos en desarrollar nuestra vida. Es como pasar de la supervivencia a integrar la vivencia, la que sea, pero desde la autenticidad que probablemente solo emana desde la calma… pero con alma.