Hoy es día de reflexión electoral. Yo reflexiono sobre mi aventura consensuada, esa que me ha traído hasta este trocito de paraíso y que , porque no decirlo, a veces me genera contradicciones. Si, a veces me siento a la deriva. No porque no entienda el propósito de mi viaje, sino porque en una especie de «mudada de piel» mi antigua dermis me otorgaba un papel: mamá nutridora, cuidadora del calor del hogar…. mi percepción y también lo que se me atribuía en forma de expectativas como mujer, madre, esposa….un juego muy inconsciente que evidentemente tiene sus beneficios (el primero es que esto también lo «escogí» yo). Por eso y sin intención de ponerme «sesuda» cualquier experiencia vital está atravesada por las expectativas de la cultura, el género, la clase social…. y las mujeres se nos ha situado siempre en el «tiempo de los otros», por eso desaprender la culpabilidad de sentir en mi pecho «el latir de mi propio tiempo» y hacer las paces con el de amar a los míos y mías en la distancia es cambiar la piel….como dice la antropóloga y ecofeminista Yayo Herrero .«En el hambre del tiempo, las mujeres se llevan la palma, porque habitan los tiempos del mercado y los tiempos del cuidado. En buena parte la civilización patriarcal se ha apoderado del tiempo de las mujeres en el marco escondido de los hogares, que genera una plusvalía en forma de tiempo social que muchos hombres y algunas mujeres usurpan para liberar tiempos que dedican al mercado. El tiempo es una cuestión clave del debate».
Ante tal avalancha del markèting electoral con un ritmo frenético que no permite la profundidad en la reflexión, te invito que conectes con la naturaleza..ese tiempo cíclico, no immediato, lento es la verdad que nos hace tomar consciencia de nuestra experiencia humana que necesita ser vivida desde el respeto de lo común que nos da la perspectiva ecofeminista.
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