Natsukashi

Natsukashi es la palabra japonesa para designar Nostalgia. A diferencia del concepto de nostalgia asociada a tristeza que utilizamos en occidente, esa natsukashi japonesa es feliz. Ya hace un par se semanas que regrese de mi amada islita y me siento en pleno Natsukashi. Feliz y agradecida por ese espacio de tiempo transformador que allanó mi camino hacia una profunda transformación que , estoy convencida, tenía que devenir en ese paisaje. Ahora, como la sal después de un baño en cualquiera de sus bellos charcos, esa energía ha quedado en mi ser. Enérgica y literalmente.
Mi piel lo refleja, mis manos lo bailan….
Estos días de septiembre afilando el lápiz me hallo. Preparando mi carta de tratamientos, dándole brillo a mi espacio terapéutico con el cambio de suelo en la yurta, ordenando apuntes de mis formaciones, ofreciendo tratamientos los miércoles en un bello espacio en Manresa y preparando mi viaje a la isla con Alma… si, si….como lo lees. Voy a ir cada cierto tiempo a abrir mi agenda a El Hierro. Sentí como un susurro a mi niña interior desde el letime de mi cierre que podía invertir el orden de los factores sin alterar el producto. Hasta ahora en estos tres años que he vivido en El Hierro estaba tres semanas y media en la islita y 5 días al mes volaba a mi casita con mi family friendly. Ahora he invertido la cronología; estaré en casa 1 mes o lo que se necesite y 4-5 días volaré y abriré agenda en el precioso lugar de www.el https://elsitio-elhierro.es/yoga-y-mas/ en plena herradura -corazón de El Hierro del 25 de septiembre al 29.
En cualquiera de mis dos mundos, como reza mi presentación en esta web, te espero con calma …pero con Alma.
Hoy es día de reflexión electoral. Yo reflexiono sobre mi aventura consensuada, esa que me ha traído hasta este trocito de paraíso y que , porque no decirlo, a veces me genera contradicciones. Si, a veces me siento a la deriva. No porque no entienda el propósito de mi viaje, sino porque en una especie de «mudada de piel» mi antigua dermis me otorgaba un papel: mamá nutridora, cuidadora del calor del hogar…. mi percepción y también lo que se me atribuía en forma de expectativas como mujer, madre, esposa….un juego muy inconsciente que evidentemente tiene sus beneficios (el primero es que esto también lo «escogí» yo). Por eso y sin intención de ponerme «sesuda» cualquier experiencia vital está atravesada por las expectativas de la cultura, el género, la clase social…. y las mujeres se nos ha situado siempre en el «tiempo de los otros», por eso desaprender la culpabilidad de sentir en mi pecho «el latir de mi propio tiempo» y hacer las paces con el de amar a los míos y mías en la distancia es cambiar la piel….como dice la antropóloga y ecofeminista Yayo Herrero .«En el hambre del tiempo, las mujeres se llevan la palma, porque habitan los tiempos del mercado y los tiempos del cuidado. En buena parte la civilización patriarcal se ha apoderado del tiempo de las mujeres en el marco escondido de los hogares, que genera una plusvalía en forma de tiempo social que muchos hombres y algunas mujeres usurpan para liberar tiempos que dedican al mercado. El tiempo es una cuestión clave del debate».