Hay días intensos, dónde los dedos crujen , las piernas duelen pero el corazón late en coherencia. Cuando salgo del Hotel Balneario y tras tratar con mis manos a muchas personas, poner un poco de moxa para aliviar ese dolorcito.. navegar por cervicales al ronroneo de la almita que se tiende en el futón o en la camilla… y deshago el trayecto hacia mi casita terrera en Erese… siento paz, algo muy profundo que me surge desde mi alma en calma; es como si mi propósito vital estuviera sonriéndome y confirmándome que a pesar de los crujidos, de las noches frías y de la distancia con los míos…. Estoy vibrando en coherencia, en mi camino. ¡ Quien me lo iba a decir esta re-evolución a mis 51!.
Ahora de camino a casa con mi semana de descanso por delante y después de coger coche, barco guagua y avión toca alimentar y abrazar a los míos y sonreírles con el Alma en Calma